Existe
un sistema, o un macro-sistema en el que nos vamos moviendo en
pequeños sistemas que vamos creando. Un macro-sistema en el que
convivimos con algo a lo que llamamos “pares”, como si se tratara
de un par de zapatos o de medias. Algo que se supone, a la vista,
igual, o que deberíamos reconocer como igual. Pero no, si de algo
estoy segura, es que no somos iguales ni nos reconocemos como tales.
Si así fuera no habría tanto conflicto, ni discriminación, ni discusiones estériles.
Hay
un tema que me rechina, y soy mujer y como tal debo defender mi
condición, salir del estigma de la chica de más de 30 que habla con
una voz universal reclamando derechos y validando cuestiones que no
hacen más que alejarnos de un colectivo. Esa chica a la que han
catalogado de “histérica” (tampoco estoy de acuerdo con esto) y
que cobra una voz que se supone de todas las féminas. No, soy mujer
y considero que ser feminista
no es ser egoísta. Si tomo al feminismo como lo que es realmente,
soy feminista, si lo leo como lo he leído y escuchado, no, soy
simple y complejamente mujer.
El
otro día leí un artículo de una mujer de 30, se llamaba 30
cosas maravillosas de tener 30. Si bien muchas de las cosas que
dice las comparto, aquellas que tienen que ver con la madurez y el
crecimiento, las que son consecuencia de la experiencia y de los
errores, de la vida misma, hay otras que no, aquellas en las que he
visto que el feminismo se ha tornado por momentos, como un movimiento
que poco tiene de colectivo. Me llamó la atención el fuerte
individualismo desde lo sentimental, desde la amistad y desde lo
sexual. Una de las premisas que asevera es no
hay mejor sexo que el que experimento conmigo misma.
Bien. Estoy de acuerdo con que la autosatisfacción es necesaria y
placentera, que se experimentan otras sensaciones, pero asegurar que
ese es el mejor sexo que se puede tener es un modo de decir no
necesito de nadie más, ni
hombre, ni mujer, nada; y
no me parece un buen mensaje. Somos seres sociales y el sexo es un
modo de socializar, de intercambiar, de crecer. Estar en pareja o
tener una o varias parejas sexuales no limita la autosatisfacción,
no. No caigamos en tal yerro.
Entonces,
¿por qué decir esto? ¿Qué tiene que ver con lo de los sistemas
con el que abrí esta especie de post? Lo digo porque esta lectura me
llevó a caer en que existen un montón de movimientos, de
subsistemas, que conviven y buscan hacerse escuchar y a, a veces, el
mensaje que llega no es el que se quiere dar.
Me
parece que vamos alejándonos cada vez más de los seres que
podríamos llegar a ser, de la idea de paridad, de semejanza, de
igualdad, cada vez somos más una individualidad, una unidad, y en
una desemejanza sin igual, aislados, sin necesidad del otro porque el
Yo está por encima de todo lo demás, porque Yo puedo estar sola y
el resto no importa. No, no y no. Elegir la soledad por momentos está
bueno, pero tenerla como una condición de vida, convertirnos en
seres ermitaños y alejados de la realidad nos convierte,
inevitablemente, en seres más egoístas y yoístas. Y este último término
que hemos ido acuñando, sin que sea reconocido por la RAE, y va
cobrando un sentido cada vez más fuerte con el paso del tiempo es un
reflejo del sistema en el que nos vamos convirtiendo. Devenimos en un
macrosistema con más subsistemas ¿conviviendo?, y eso hace que cada
vez más las individualidades quieran fortalecerse y resaltar, y ser
vistos y escuchados, y se mide en cuántos RT tiene tu
tweet o
cuántos Me Gusta tiene tu post o tu foto. Y con esto no quiero decir
que estoy por fuera del macrosistema ni de los diferentes
subsistemas, no quiero sonar a superada, yo soy un ser que está más
que metido en este rollo, pertenezco y también me hago escuchar, pero, por momentos, me siento abrumada, siento no
pertenecer y me veo discutiendo por cuestiones que poco dan a mi vida
y que, seguro, poco aporten a la de los demás. Pero, a veces,
necesito descargar un poco esto. Tengo más de 30, soy mujer, he
crecido, he madurado, me he golpeado una y otra vez con la misma
pared y tropezado con diferentes piedras. Mi camino se hace andando,
pero no camino sola, camino al lado, atrás y adelante de mucha gente,
de gente que elijo aunque no estén cerca. No camino sola y me
preocupo por mí, pero mi yo necesita de los otros.
Soy
mujer y elijo no estar sola.