lunes, 15 de septiembre de 2014

El Ombligo del Cielo

En el marco de la 9na. Feria del Libro y Promoción de la Lectura de San José tuve la no fácil tarea de presentar la última obra de Rafael Courtoisie. Aquí dejo mi breve reseña que no intenta ser crítica. 


El Ombligo del Cielo

La novela el Ombligo del Cielo ha sido la última novela de Rafael Courtoisie publicada por la editorial Random House. Si tuviera que definirla, sintéticamente, diría que me gustó, pero con eso no estoy diciendo demasiado, pero sí significando mucho. Voy a intentar explicar por qué tan poco puede significar tanto, intentando destacar lo más sobresaliente de la misma. 

La novela tiene varios aciertos, desde mi punto de vista, que permiten que sea más dinámica y entretenida. Para resumir el argumento sin llegar al punto del spoiler, voy a detallar algunos aspectos relevantes sin ahondar demasiado. El Ombligo del Cielo es una novela que transcurre en La Calera, lugar mítico y simbólico de Chile, lugar que si no existiese habría que inventarlo, inventarlo al modo de Macondo, Santa María o Comala, porque yo tuve la impresión de que era una invención y que, de hecho, no existía. Pero me encontré con que allí han sucedido muchas más cosas de las que se relatan en esta novela. La Calera es una ciudad a escala humana, es de esas ciudades que se transitan a paso de hombre, en palabras del propio Courtoisie, de las que uno puede recorrer y conocer sus lugares y sus gentes de primera mano. La Calera que conocemos la conocemos porque detrás de ese narrador hay un poeta/autor que la recorrió y conoció, que transitó sus calles, que dialogó con sus personas y las transformó en personajes. Personajes que, por momentos, se parecen a caricaturas y que transforman el relato en algo fantástico o real maravilloso, mezclando lo realista con lo esotérico. 

Indudablemente, existe en la novela un innegable homenaje a Chile, no solo porque la acción se da en aquel país sino porque alternando con los personajes están ellos, los poetas chilenos, los que fueron Premios Nobel y los que quisieron serlo, sumando a Nicanor Parra, Roberto Bolaño como presencia fantasmal, Gonzalo Millán, y otros que conforman ese mundo en un mundo ideal para hacer poesía. Y creo que es por esa razón que el lenguaje poético propio del autor no desaparece aunque la prosa lo pidiera. La musicalidad de las palabras, las anáforas exactas sin ser demasiadas, la estructura. La obra se desenvuelve de manera dinámica, porque hay una velocidad en la narración que se da, en muchas ocasiones, por párrafos que son una sola oración, dónde no hay puntos sino algunas comas o puntos y coma. O por párrafos tan breves que se asemejan a estrofas y a oraciones que parecen endecasílabos.

Encuentro que el hecho de ser una novela narrada en primera persona es otro gran acierto. Lo es porque la primera persona acerca al lector a la narración y, a su vez, si este narrador (que, inevitablemente, no podemos separarlo del escritor por algunas referencias casi directas al mismo) incluye al lector en su discurso, invitándolo a recorrer ese camino con él, y con el fantasma de Bolaño. Cuando leí la novela sentí que lo que estaba leyendo me estaba siendo contado en persona, que el narrador estaba frente a mí en un auditorio, en un salón de clase o en un café. El Narrador busca a su Narratario, a su lector ideal, a ese que se incluye en el camino de conocer La Calera por medio de la intriga y el suspenso, muy bien manejados, para poder encontrar El Ombligo del Cielo.

Pero incluso hay otra voz narrativa, la primera persona es donde el protagonista/narrador (¿autor?) lleva adelante la acción y se acerca a los personajes de forma directa; pero está el narrador en tercera persona, el que nos va a presentar al gran Vicente Huidobro, el que nos va a contar como en un gran paréntesis a los personajes que interactúan con aquella primera voz. Conviven estas dos voces de manera armoniosa sin que ello sea un problema.

Para resumir, El Ombligo del Cielo es un libro que, además, permite varias lecturas, no apunta a un solo público, y esto es, también, otro punto favorable. Las lecturas pueden ser dos: por un lado la académica, la “entendida”, la que reconoce a los poetas porque los conoce, porque los ha leído, porque se ha acercado a ellos por sus lecturas; por el otro lado, la lectura no “especializada”, la que no ha profundizado en algunos aspectos de la literatura pero que no le es relevante para comprender la obra porque la acción va por otro lugar, porque en esta obra los personajes reconocidos y de renombre son una excusa para la búsqueda del Ónfalo, de la piedra, de El Ombligo del Cielo.

Paula Antognazza.
San José, Setiembre 2014.










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